En nuestra cultura la vejez, la enfermedad y la muerte producen rechazo. La muerte, o su proximidad son irreversibles. Conozca diversas consideraciones en el duelo anticipado.
Cómo comunicar la enfermedad, sus complicaciones, el avance y las decisiones posteriores son momentos cruciales en la vida de las personas y muchos profesionales no sabemos o carecemos de las habilidades correctas y apropiadas para llevarlas a cabo con idoneidad, tanto para el enfermo como a sus familiares.
Estas circunstancias denuncian que, tras una grave enfermedad, subyace una situación crítica que se activa cuando el paciente ya no tiene cura, cuando la muerte se aproxima.
Podemos denominar este fenómeno como el duelo anticipado.
El duelo anticipado se caracteriza por la aparición del proceso de duelo, antes de la pérdida real del ser querido. Se vive la muerte del ser amado como si ésta hubiera ocurrido cuando, en realidad, todavía no acaeció. Los casos más frecuentes de duelo anticipado se dan cuando una persona ve a su familiar amenazado de muerte por un diagnóstico revelado en forma violenta, cuando un miembro de su familia agoniza o es portador de una afección letal a medio plazo.
[bctt tweet=”A menudo encuentra remedio quien comparte su aflicción. “Spencer””]
La depresión del duelo no existe. Hay desesperación. Las visitas al enfermo se reducen en número y en tiempo. Las preguntas a los terapeutas disminuyen hasta desaparecer. El paciente no recibe ayuda ni afecto. Se trata de un rechazo de vida temporaria que evoluciona calladamente.
Son, sobre todo, los indicadores psicosociales los que nos van a hacer tomar consciencia de un duelo anticipado.
Un médico relató una vez que un paciente, refiriéndose al miedo a que sus familiares dejen de visitarlo, le decía: “Mi esposa se despedía con un beso en la boca. Luego noté que se despedía con un beso en la frente. Una semana después me apretaba el hombro, luego la mano. Hoy cuando se fue me sacudió los dedos gordos a los pies de la cama”. (Fuente Hospital de Cronología María Curie)
La esposa fue tomando visiblemente una distancia progresiva de lo que sin dudas no era consciente. Esto también sucede a los profesionales de los equipos de salud.
El duelo anticipado incluye elementos de des-personalización. Es la anticipación de la muerte sin la participación del paciente. El entorno muchas veces impresiona, se asusta y pone distancia psíquica con el enfermo, generando un cerco de silencio. No quiere confundirse ni creer que eso que le pasa a su pariente también le sucederá un día a él.
Como actuar ante la familia, la experiencia de algunos expertos, sin embargo, ha demostrado que muchos familiares reaccionan sin perjuicio para sí mismos en la mayoría de los casos, asumiendo la situación, o negándola. Mucha gente cree, especialmente los familiares cercanos del muriente, que lo mejor es no hablar del tema, que de esa manera no se piensa en ello y se evita un exceso de preocupación. Pero esto no es verdad en general.
En primer lugar, creemos que la comedia de que todo continúa más o menos igual, denuncia que no se sabe en absoluto qué decir, cómo actuar, delata el miedo de con qué reacciones se puede encontrar…
Una de las consecuencias más importantes a tener en cuenta es que se inhabilita al paciente para que pueda «cerrar» o tramitar asuntos importantes que él podría querer resolver (desde legados testamentarios hasta aspectos más vinculares o emocionales). Esta situación, además, puede aportar dificultades en el entorno familiar para la elaboración del duelo.
[bctt tweet=”La idea de amenaza de muerte es fundamental en el diagnóstico del duelo anticipado”]. (Bacqué, 1988).
Os dejamos una guía elaborada por la Sociedad Española de Cuidados Paliativos con el objetivo de proporcionar a las familias los elementos necesarios para hacer frente a estos momentos tan difíciles y conseguir en la medida de lo posible, una vida equilibrada.