Las personas mayores presentan una disminución normal de la audición lo que impacta negativamente en la comunicación con personas mayores. La pérdida de la audición no sólo afecta a la capacidad de oír, sino en la percepción del medio ambiente, en el comportamiento y en la personalidad, llegando a alterar las actividades de la vida diaria.
El hecho de no ser capaz de oír o entender las conversaciones limita la posibilidad de utilizar el teléfono, afecta a la capacidad de participar en diversas actividades sociales y produce un sentimiento de aislamiento. Si no se le pone remedio con rapidez, la sordera acaba convirtiéndose en un obstáculo que aísla socialmente. El mundo deja de tener interés, no se oye a los pájaros ni se perciben otros sonidos de la vida cotidiana. Cansados de repetir, los interlocutores sólo se dirigen a un sordo cuando no tienen más remedio. Y éste, apurado por las molestias e incómodo por las bromas o burlas que puedan producirse, deja de pedir que le repitan las frases.
Recomendaciones para mejorar la comunicación con personas mayores:
- Hablar lento, claro y pausadamente, con palabras comprensibles.
- Modular la voz a un volumen normal o ligeramente alto, no gritar.
- Disminuir los ruidos ambientales o evitar ruidos fuertes.
- Repetir la oración utilizando las mismas palabras.
- Utilizar canales de comunicación no verbales (gestos, contacto visual, tacto, entre otros).
- Muéstrese tranquilo y sé paciente.
Cerca de un cuarta parte de las personas de 65 a 74 años y hasta la mitad de los mayores de 75 años sufren una pérdida de audición lo suficientemente importante como para interferir con su actividad social.
La disminución en la audición afecta el sentido de seguridad y puede conllevar a la pérdida de la independencia o al aislamiento social.