Estos son algunos consejos que pueden ayudar a mejorar la salud de los cuidadores y hacer que su cometido, sea mucho más eficaz sin consecuencias secundarias.
Como hemos comentado anteriormente, el cuidador puede sufrir muchas consecuencias de velar por la salud de una persona enferma o dependiente, ya que normalmente, antepone las necesidades de la persona cuidada a las suyas propias. Para que eso no suceda, hay que tener en cuenta las siguientes claves:
- No llevar la carga una sola persona. La carga de ser cuidador no puede recaer únicamente en una persona. Lo ideal es repartir y hacer turnos de cuidados.
- Si, como cuidador, te sientes desbordado lo primero que debes hacer es pedir ayuda a otros familiares o expertos cuidadores, ya que, si tu estado de salud se ve afectado a la larga también incidirá en el estado de salud de la persona a cuidar.
- Ponerse límites al cuidado. Muy relacionado con los puntos anterior, el cuidador debe establecer unos límites u horarios a cumplir, de tal forma que el hecho de cuidar a otra persona no interfiera al 100% en su vida cotidiana.
- El ejercicio físico puede ser de mucha ayuda. La práctica de ejercicio físico de manera regular puede ayudar al cuidador a mantener un estilo de vida saludable, además, de que el ejercicio puede ayudarle a evadirse de sus problemas durante ciertos periodos de tiempo sintiéndose más libre y renovando energías.
- Junto al ejercicio físico, mantener unos hábitos de comida saludable también ayuda. Hay que dejar de lado la comida basura y centrarse en llevar una dieta sana y equilibrada para aportar al cuerpo todos los nutrientes necesarios.
- No descuidar las horas de descanso. Uno de los síntomas más comunes es la falta de sueño. Para que ello no pase, hay que marcar unas horas de sueño y descanso de manera rutinaria, y en la medida de lo posible, acostumbrarse a ellas para que el cuerpo y la mente también lo haga.
- Dedicarse tiempo a uno mismo. Salir, pasear, los cuidados personales, el cine, la lectura…. hay que aprender a sacar tiempo para el ocio y el cuidado propio de manera que se encuentren momentos de dispersión para renovar fuerzas y energía. Esto también incluye mantener las relaciones sociales con el entorno activas para evitar, así, caer en los problemas de soledad y sentirse alejados del mundo exterior.
- Aprender técnicas de relajación. Las técnicas de relajación pueden ayudar a que el cuidador sobrelleve mejorar las etapas de estrés.