No existe cura para el Alzheimer, pero hay medicamentos que podrían mejorar la calidad de la vida y retrasar algunos síntomas. La consejería y otras terapias también pueden recomendarse.

Actualmente hay 4 medicamentos aprobados por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) para tratar los síntomas de la enfermedad durante algún tiempo, pero no pueden detener la enfermedad misma. No todos los medicamentos serán útiles para todas las personas con demencia.

Se encuentra información sobre los 4 medicamentos aprobados actualmente — y sobre los tratamientos que sabemos que NO funcionan — en los siguientes sitios web:

  • El Alzheimer’s Disease Education and Referral Center (en Español) (Centro de Educación y Referencia sobre la Enfermedad de Alzheimer) de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) contiene un resumen de los medicamentos aprobados actualmente, cómo funcionan y cuáles son sus efectos secundarios potenciales.
  • La Alzheimer’s Association  (en Español) (Asociación de Alzheimer) ofrece recursos para tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, y sobre los últimos avances investigativos.

 

Cambios de comportamiento

A medida que progresa la enfermedad, una persona con demencia puede experimentar una variedad de problemas, como insomnio, agitación, deambulación, ansiedad, enojo y depresión. Se dispone de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos para controlar estos síntomas. A menudo, tratar los síntomas de comportamiento hace que las personas con Alzheimer se sientan más cómodas y ayuda a los cuidadores a mantenerlas seguras.

  • El Alzheimer’s Disease Education and Referral Center (en Español) ofrece detalles sobre los tipos de tratamiento, medicamentos aprobados y últimas investigaciones.
  • La Alzheimer’s Association  (en Español) ofrece información sobre cambios de comportamiento, sus síntomas, lo que los provoca y maneras de enfrentar y tratar estos síntomas.

 

¿Y para qué sirven los tratamientos farmacológicos existentes?

Cuando se diagnostica la enfermedad de Alzheimer, el especialista puede recetar al paciente uno o varios tratamientos farmacológicos. Aunque estos fármacos no modifican el curso de la enfermedad cerebral, ayudan a paliar algunos síntomas, disminuyendo su intensidad y contribuyendo a una mayor calidad de vida de pacientes y familiares.  Su efectividad, no obstante, va disminuyendo con la progresión de la enfermedad.  

¿Qué tipo de medicamentos se utilizan en el tratamiento del Alzheimer?

Los medicamentos que se prescriben para mitigar los síntomas del Alzheimer son los siguientes:

  • Inhibidores de la acetilcolinesterasa

Diversos estudios indican que los inhibidores de acetilcolinesterasa retrasan la degradación de la acetilcolina, un neurotransmisor implicado en los procesos de la memoria y el aprendizaje. Suelen indicarse en fases de leve a moderadamente graves de la enfermedad de Alzheimer. Su acción permite potenciar temporalmente algunas funciones cognitivas, como la memoria y la atención, así como cierto control de determinados síntomas conductuales. Los resultados clínicos y de investigación indican que estos medicamentos influyen también en las actividades de la vida diaria, favoreciendo la autonomía de los pacientes. Los medicamentos son el donepezilo, la galantamina y la rivastigmina. Los tres funcionan de manera parecida, pero dependiendo de las características de cada paciente, el neurólogo optará por uno u otro y hará el seguimiento de su eficacia y tolerancia que, en general, es buena. Hay que informar al médico de posibles efectos secundarios para su valoración y, si fuera necesario, modificar la dosis o, valorar un tratamiento alternativo, o suspenderlo.

  • Memantina

La memantina no suele prescribirse antes de fases moderadas de la enfermedad. Se ha mostrado eficaz a nivel cognitivo, en el funcionamiento global y en el desempeño en las actividades de la vida diaria. En este caso, la acción farmacológica está relacionada con la acción de otro neurotransmisor, el glutamato, que también está implicado en algunas funciones cognitivas.

  • Fármacos para el control de alteraciones conductuales

En determinados momentos de la evolución de la enfermedad, el neurólogo puede considerar necesario prescribir, temporalmente, además del tratamiento de base, algún fármaco para el control de algunas alteraciones afectivas (depresión, ansiedad), psicóticas (alucinaciones, ideas paranoides), conductuales (agitación, agresividad) o los problemas de sueño. En casos con alteración conductual y/o síntomas psicóticos, los fármacos de elección suelen ser los denominados antipsicóticos, siendo la quetiapina y la risperidona los más utilizados. La dosis y duración dependerá de la gravedad de los síntomas. Cuando los síntomas predominantes son de tipo afectivo, pueden estar indicados los fármacos antidepresivos, como el citalopram, la sertralina o la trazodona. En general, no se recomienda el uso de ansiolíticos o sedantes de la familia de las benzodiacepinas (como el Orfidal©, el Tranxillium© o el Diazepam), puesto que pueden agravar la desorientación, generan dependencia y a largo plazo se asocian a mayor riesgo de deterioro cognitivo.

 

¿Qué hay de las terapias no farmacológicas?

Existen otras terapias que no son farmacológicas, como los programas de estimulación cognitiva. Pueden realizarse de manera individualizada o en grupo, especialmente cuando la enfermedad aún no ha llegado a sus fases más avanzadas. Estas terapias están presentando efectos positivos que están siendo evaluados con atención. A lo largo de todo el proceso de la enfermedad son clave las estrategias de atención centradas en la persona, que favorecen un cuidado individualizado partiendo de las características y necesidades particulares de cada uno. También es importante recordar que medidas no farmacológicas, como asegurar un ambiente tranquilo, mantener unas rutinas en el día a día o desviar el foco de atención de elementos que pueden ocasionar irritabilidad en las personas con deterioro cognitivo, son altamente recomendables de cara a prevenir y/o manejar alteraciones conductuales. En ningún caso las medidas farmacológicas sustituyen este tipo de actuaciones, sino que constituyen un elemento complementario. Son muy importantes, por otra parte, los programas de apoyo, asesoramiento y formación, tanto a profesionales como a familiares, esenciales para contribuir al bienestar de la persona afectada y su entorno.  

¿El Alzheimer se puede prevenir?

Por ahora, no contamos con ninguna prueba concluyente que nos indique que existe un medicamento, un elemento nutricional o procedimiento cognitivo que evite el riesgo de padecer Alzheimer. No obstante, en los últimos años, sí que se han publicado distintos estudios que sugieren que aquello que es bueno para el corazón, también lo es para el cerebro. Es importante, pues, prevenir los factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia…) y seguir unos hábitos de vida saludables basados en cuatro pilares fundamentales: ejercicio físico moderado y regular, una dieta sana y equilibrada, mantener la mente activa y cultivar las relaciones sociales.  

 

Tratamientos para la enfermedad de Alzheimer: ¿qué se vislumbra en el horizonte?

A pesar de que haya muchas pistas alentadoras, los nuevos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer tardan en aparecer. os tratamientos futuros para la enfermedad de Alzheimer pueden comprender una combinación de medicamentos, de modo similar a los tratamientos para muchos tipos de cáncer o para el VIH/sida, que constan de más de un único compuesto. Entre las estrategias que se estudian actualmente, se encuentran las siguientes opciones de tratamiento.

Un enfoque en las placas

Algunos de los tratamientos nuevos que se están desarrollando para la enfermedad de Alzheimer se dirigen a aglomeraciones microscópicas de la proteína «beta amiloide» (placas). Las placas son un signo característico de la enfermedad de Alzheimer. Las estrategias dirigidas a la proteína beta amiloide comprenden:

  • Reclutar el sistema inmunitario. Varios medicamentos —denominados «anticuerpos monoclonales»— pueden evitar que se aglomere beta amiloide y forme placas, y pueden ayudar al cuerpo a eliminar la proteína beta amiloide del cerebro. Los anticuerpos monoclonales imitan a los anticuerpos que el cuerpo produce naturalmente como parte de la respuesta del sistema inmunitario a los invasores externos o a las vacunas.En investigaciones recientes sobre el anticuerpo monoclonal solanezumab, se descubrió un posible beneficio para las personas con enfermedad de Alzheimer leve. El medicamento pareció ser más eficaz cuando se administró en etapas más tempranas de la enfermedad. El medicamento pareció ser seguro en las investigaciones más recientes. Más estudios están en proceso. El aducanumab es otro medicamento que ha demostrado ser prometedor en estudios preliminares. Se están realizando más estudios para este tratamiento.
  • Cómo prevenir la destrucción. Hace muchos años, los investigadores descubrieron que la beta-amiloide interactúa con otra proteína denominada «Fyn». Cuando se combina con la beta-amiloide, la Fyn se sobreactiva, lo que provoca la destrucción de las conexiones entre las neuronas (sinapsis) en el cerebro.Un medicamento que inicialmente se produjo como posible tratamiento oncológico —el saracatinib— ahora se está analizando en la enfermedad de Alzheimer. En los ratones, el medicamento desactivó la Fyn, lo que permitió que las sinapsis vuelvan a funcionar y los animales presentaron una reversión de parte de la pérdida de la memoria. Actualmente se está llevando a cabo un ensayo en el que participan seres humanos.
  • Bloqueantes de la producción. Estos tratamientos pueden reducir la cantidad de beta-amiloide que se forma en el cerebro. Las investigaciones han demostrado que la beta-amiloide se produce a partir de una «proteína parental» en dos pasos realizados por diferentes enzimas.Varios medicamentos experimentales apuntan a bloquear la actividad de estas enzimas. Se conocen como inhibidores de la beta y gamma secretasa.

 

Evitar que la proteína tau forme «ovillos»

Un sistema de transporte vital de las células cerebrales colapsa cuando una proteína llamada «tau» forma fibras microscópicas llamadas «ovillos», que son otra anomalía cerebral frecuente de la enfermedad de Alzheimer. Los investigadores están buscando una forma de evitar que la proteína tau forme «ovillos». Actualmente, se están estudiando en ensayos clínicos los inhibidores de agregación de tau y las vacunas contra la proteína tau.

 

Reducción de la inflamación

El alzhéimer provoca una inflamación crónica de bajo nivel de la célula cerebral. Los investigadores están estudiando maneras de tratar los procesos inflamatorios en el trabajo para la enfermedad de Alzheimer. También se está estudiando el medicamento para la diabetes, pioglitazona (Actos), ya que puede reducir la beta amiloide y la inflamación en el cerebro.

 

Investigación de la resistencia a la insulina

Los investigadores están estudiando los efectos de la insulina en el cerebro y en la función de las células cerebrales, y los cambios en el cerebro provocados por la insulina que pueden estar relacionados con la enfermedad de Alzheimer. En un ensayo, se está analizando un aerosol nasal de insulina para determinar si retrasa el avance de la enfermedad de Alzheimer.

 

Estudio de la conexión entre el corazón y la cabeza

Cada vez hay más evidencias que sugieren que la salud cerebral está estrechamente relacionada con la del corazón y los vasos sanguíneos. El riesgo de tener alzhéimer parece aumentar como resultado de varias afecciones que dañan el corazón o las arterias. Algunas de ellas son la presión arterial alta, las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y los niveles elevados de colesterol. Varios estudios están investigando la mejor manera de establecer esta conexión. Algunas de las estrategias que se están investigando son:

  • Los factores de riesgo de los medicamentos actuales para las enfermedades cardíacas. Los investigadores están evaluando si los medicamentos que se usan en la actualidad para tratar enfermedades vasculares, como los que se utilizan para la presión arterial, también podrían ayudar a las personas con alzhéimer o a reducir el riesgo de tener esta enfermedad.
  • Los medicamentos orientados a objetivos nuevos. Otros proyectos están analizando con mayor detenimiento cómo funciona la conexión entre las enfermedades cardíacas y la enfermedad de Alzheimer a nivel molecular para encontrar objetivos farmacológicos nuevos.
  • Opciones de estilo de vida. Los investigadores han analizado si las opciones de estilo de vida que se sabe que tienen beneficios para el corazón, como hacer ejercicio casi todos los días y seguir una dieta saludable para el corazón, pueden ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer o retrasar su aparición.

 

Hormonas

En un estudio, tomar terapia hormonal estrogénica durante al menos un año durante la perimenopausia o al principio de la menopausia pareció proteger la capacidad de pensar y la memoria en las mujeres con alto riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Este hallazgo subraya la importancia del momento oportuno (algunas intervenciones pueden ser útiles solo en ocasiones específicas). No obstante, los resultados generales de la terapia hormonal son variados, y se necesitan más investigaciones antes de hacer cualquier recomendación.

 

Acelerar el desarrollo de tratamientos

El desarrollo de medicamentos nuevos es un proceso lento y meticuloso. Esa lentitud puede ser especialmente frustrante para las personas con enfermedad de Alzheimer y sus familiares que están esperando nuevas opciones de tratamiento. Para ayudar a acelerar los descubrimientos, la Coalition Against Major Diseases (Coalición contra Enfermedades Importantes, CAMD), una alianza de compañías farmacéuticas, fundaciones sin fines de lucro y asesores del gobierno, han creado la primera sociedad de su tipo para compartir datos sobre ensayos clínicos de la enfermedad de Alzheimer. Los investigadores prevén que compartir estos datos de más de 4000 participantes de estudios acelerará el desarrollo de tratamientos más eficaces.  

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